“Lo que es importante rara vez es urgente y lo que es urgente rara vez es importante.”
—Stephen R. Covey
Es viernes a última hora.
Todo está en silencio, solo se escucha el zumbido del aire acondicionado.
Miras el calendario: otro trimestre que se ha ido.
Cierras el ordenador y repasas lo que has hecho:
Has respondido cientos de emails.
Has estado en reuniones interminables.
Has apagado incendios.
Pero… ¿Y lo que de verdad importa?
Han pasado tres meses y no has avanzado nada en tus objetivos importantes.
Siguen exactamente donde estaban.
Un día, llegará tu próxima evaluación y escucharás:
“Llevas un año aquí y no he visto que haya un cambio sustancial.”
Y para entonces, ya será tarde.
En el largo plazo, nadie te recordará por ser la persona más rápida en Slack.
Te evaluarán por lo que has construido.
¿Por qué es tan difícil trabajar en lo importante?
1. Las tareas importantes suelen ser ambiguas
"La mayoría de las personas pasan más tiempo y energía evitando los problemas que resolviéndolos."
—Henry Ford
Muchas de esas metas se quedan en frases abstractas como:
“Reducir dependencias entre equipos”
“Construir un equipo de alto rendimiento”
“Mejorar la comunicación”
Eso hace complicado avanzar en ellas.
¿Qué tienes que hacer hoy exactamente para progresar en “mejorar la comunicación”? Baja esa abstracción a algo concreto o no avanzarás nunca.
2. Lo urgente tiene recompensas inmediatas
“El cerebro humano está diseñado para preferir las recompensas inmediatas a las futuras.”
—Daniel Kahneman
El “ding” de la última notificación buscando tu atención.
Responder un email, cerrar un ticket, atender a una reunión…
Todo eso genera gratificación instantánea: un pequeño “check” en tu lista de tareas.
Lo importante, en cambio, requiere semanas o meses antes de ver resultados.
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3. El entorno no te lo pide (pero te lo exigirá)
“Lo que se hace primero debe decidirse antes de que la presión de lo urgente decida por ti.”
—Peter Drucker (The Effective Executive)
Nadie te enviará un mensaje para recordarte que trabajes en “la confianza del equipo”.
En cambio, sí recibirás notificaciones para asuntos urgentes.
El sistema te llevará a ser reactivo. Tendrás que luchar contra eso.
4. Lo importante rara vez es claramente visible
“El comportamiento de un sistema complejo surge de la interacción de sus partes, no de las partes mismas.”
—Donella H. Meadows (Thinking in Systems)
Los problemas importantes suelen ser sistémicos y difusos.
No hay un error obvio que arreglar, sino patrones o procesos que requieren observación, experimentación y estrategia.
5. Lo urgente te da la ilusión de productividad
“La capacidad de concentrarse sin distracciones es una habilidad que permite dominar tareas complejas y producir a nivel excepcional.”
—Cal Newport
Estar siempre ocupado puede darte la sensación de que avanzas. Pero estar ocupado no es lo mismo que ser productivo.
Vale, ¿y cómo escapo de la rueda de hámster?
No tengo trucos mágicos, pero aquí va lo que he probado a hacer en el pasado:
1. Concreta tus objetivos abstractos
“Un objetivo bien definido es la mitad del camino recorrido.”
— Zig Ziglar
El problema de los objetivos abstractos es que no sabes por dónde empezar ni cómo medir el progreso.
Así que tienes que concretar:
¿Qué es exactamente?
¿Cómo lo medirás?
¿Qué estrategia vas a seguir?
2. Busca un buddy o coach de accountability
“La rendición de cuentas mejora cuando te rodeas de gente que te pregunta: ‘¿Qué vas a hacer hoy y cómo sabremos que lo lograste?’”
— Arnold Schwarzenegger
Alguien que te pregunte cada semana:
¿Cómo vas con lo importante?
¿Qué has hecho para avanzar en ello?
¿Qué harás la próxima semana?
Alguien que no acepte la excusa de “he tenido mucho trabajo” dos semanas seguidas.
3. Aplica la regla 70‑20‑10
"El éxito es la suma de pequeños esfuerzos repetidos día tras día."
—Robert Collier
70 % del tiempo en operaciones diarias.
20 % en conseguir objetivos a largo plazo.
10 % en innovación y aprendizaje.
Si llevas semanas en 95‑5‑0… algo está mal.
—
Lo urgente grita. Lo importante susurra. Te costará más escucharlo.
Nos leemos
—
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