Preguntas para no despedir a la persona equivocada
Es lunes por la mañana.
Llevas semanas viendo lo mismo: tareas sin cerrar, plazos que se alargan, bloqueos que afectan a todo el equipo.
Y todo apunta a la misma persona.
Tu instinto te grita:
“Actúa ya”.
Conversación dura. Plan de mejora. O, directamente, fuera del equipo.
Es lo más natural del mundo.
Pero hay algo que quizá no has considerado.
La señal que salvó miles de vidas
En 1911, un ingeniero británico llamado John Scott Haldane trabajaba en las minas de carbón.
En aquella época, las explosiones por gas tóxico mataban a cientos de mineros cada año. El monóxido de carbono es invisible, inodoro, letal. Cuando los hombres sentían los síntomas, ya era demasiado tarde.
Un día, Haldane tuvo una idea tan simple como brillante: bajar canarios enjaulados a la mina.
Los pájaros, por su metabolismo acelerado, reaccionaban al gas mucho antes que los humanos. Si el canario mostraba síntomas, era la señal: había que salir ya.
Durante los siguientes 75 años, esta práctica salvó miles de vidas.
¿Por qué te cuento esto?
El error que se repite
Imagina que identificas a la persona con bajo rendimiento. La sacas del equipo o la reubicas. Problema resuelto.
O eso crees.
Pero al poco tiempo, otra persona empieza a mostrar los mismos síntomas: tareas sin cerrar, bloqueos, agotamiento visible.
¿Qué pasó?
Que no arreglaste nada.
Despediste al canario y dejaste a tu equipo en la mina tóxica.
Y eso tiene consecuencias:
Pierdes talento valioso. Y pagas el coste completo: contratación, onboarding, entrenamiento de la persona nueva.
El equipo percibe la injusticia. Empieza el miedo y se evapora la seguridad psicológica. La pregunta “¿Y si el siguiente despido soy yo?”, flota en el aire.
El problema sigue ahí. Ahora tienes los mismos problemas que antes, pero con una persona menos. Los errores empiezan a caer en cascada: decisiones peores, más parches, más urgencias, más cortoplacismo.
¿Qué hacer entonces?
La próxima vez que veas bajo rendimiento, antes de abrir esa conversación difícil, pregúntate: ¿Qué ha cambiado en el entorno de esta persona?
¿Aumentó su carga de trabajo sin que nadie se diera cuenta?
¿Recibe peticiones contradictorias de varias direcciones?
¿Perdió autonomía o capacidad de decisión?
¿Las prioridades están claras o cambian cada semana?
¿Está tapando agujeros de proceso que no son su responsabilidad?
Te falta investigar. Hablar. Indagar mucho.
Y quizá descubras algo incómodo: que esa persona no tiene un problema de rendimiento. Que es simplemente la primera en mostrar los síntomas de un entorno tóxico. Que está sobrecargada por peticiones de varios stakeholders. Que, además del trabajo que le das, está resolviendo problemas que sus compañeros le han dejado. Que hace más de lo que oficialmente se supone que hace. Que está tapando errores del sistema.
Que es el canario del equipo.
El primero en mostrar los síntomas.
Y si actúas sobre la persona en lugar de ventilar la mina, solo estás comprando tiempo hasta que la siguiente persona asuma esas tareas o dinámicas y empieces a ver exactamente lo mismo.
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No todo es sistémico
No te confundas: no todo bajo rendimiento viene del sistema.
A veces es una causa personal. A veces la persona necesita algo que tú, en tu contexto, no puedes darle. A veces simplemente ya no hay fit. Eso también existe y hay que gestionarlo con honestidad y respeto.
Pero si tu primer instinto siempre es señalar al individuo, te estás perdiendo la mitad de los casos.
La mitad donde podías mantener a alguien valioso en el equipo.
La mitad donde el problema real va a seguir ahí, invisible, esperando acabar con la siguiente persona.
En conclusión
Antes de empezar a pensar en despedir, hay una primera pregunta que siempre funciona:
“¿Qué está viendo esta persona que yo no veo?”
Empieza por ahí.
Nos leemos
PD: En ManagerPro acabamos de lanzar un curso completo sobre gestión del bajo rendimiento. No es únicamente teoría: explicamos cómo distinguir síntomas de causas y qué hacer en escenarios reales. Te ahorra un buen puñado de errores (y conversaciones incómodas e innecesarias).