¿No te gustan los retos sencillos, no?
Quieres ser un manager apreciado por empleados, colegas, clientes y superiores.
Ok, ok.
Pero debes saber una cosa.
Cada uno de esos actores es un mundo y valora cosas diferentes.
No se trata solo de lograr objetivos, sino de apoyar y conectar con las personas adecuadas en el momento adecuado. Vas a tener que equilibrar muchos aspectos: la estrategia, la empatía, la consecución de objetivos, el apoyo al equipo, la construcción de un gran entorno de trabajo, la comunicación y la acción.
Pero si estás pensando “CHALLENGE ACCEPTED”, vamos a ello.
1. Sé productivo y consigue resultados
Un buen manager no solo se mide por lo bien que se lleva con su equipo, sino también por su capacidad para obtener resultados. Lograr objetivos es la razón por la que ocupas ese rol.
Prioriza lo realmente importante.
Pregúntate regularmente: "¿Esta tarea impulsa nuestros objetivos clave o solo genera la ilusión de progreso?"
Cada día enfrentas diariamente una avalancha de demandas que compiten por tu atención. La verdadera maestría en tu rol no consiste en hacer más, sino en hacer lo importante.
Es fácil caer en la trampa de responder constantemente a lo inmediato: correos, reuniones, crisis menores, mientras los proyectos de alto impacto quedan relegados.
Di "no" a iniciativas que, aunque urgentes o atractivas, dispersan el esfuerzo.
Elimina barreras
Identifica dónde hay bloqueos y ayuda a resolverlos.
Quizá tu función no sea producir todo el tiempo, pero si algo está parando a tu equipo o a tu proyecto nada avanzará.
Evalúa y ajusta
Debes estar atento a cómo van tus planes.
¿Están resultando?
¿Progresan adecuadamente?
¿Es momento de cambiar de estrategia?
¿Hay nueva información que lo cambia todo?
También si tus planes siguen siendo los adecuados. Recuerda que tu objetivo es conseguir resultados, no completar proyectos.
2. Construye confianza
Sin confianza, la colaboración es imposible. Construirla lleva tiempo, pero se puede perder en un instante.
Sé transparente
No significa que tengas que compartir absolutamente todo (de hecho, por tu rol habrá ciertas cosas que no podrás compartir).
Pero sí comunicar de manera clara y abierta todo lo que puedas: el estado de la situación, las decisiones tomadas…
Pero, ojo.
La transparencia no debe convertirse en un ruido constante.
Asegúrate que el contenido y la frecuencia sean adecuados para cada audiencia.
Sé consistente
¿Quieres perder credibilidad rápidamente?
Haz que tus palabras y los hechos no coincidan.
Receta asegurada.
Cumplir con lo prometido es la base de tu credibilidad.
Si no puedes cumplir con un compromiso, comunica lo antes posible qué ha pasado, qué ha cambiado y cuáles son los nuevos planes.
Empatiza
No seas el manager que solo habla.
Escuchar y ser capaz de entender profundamente a las personas es muy importante. Tendrás muchas dificultades para establecer relaciones fuertes si no lo haces.
No cometas un error muy común: convertirte en un manager transaccional.
Todos tenemos cosas que hacer y prisa, pero no podemos convertir cada interacción que tengamos en algo transaccional. Hay ocasiones en las que tienes prisa y no puedes establecer esas conexiones. Genial, exprésalo claramente en esas ocasiones.
Pero también encuentra tiempo para que no todas tus interacciones sean así. Muéstrales a los demás que entiendes lo que piensan, sus puntos de vista, sus opiniones…
Busca momentos dónde poder bajar la velocidad y estar presente para los demás.
Ten inteligencia emocional
Tú tienes más poder que otras personas. Y por eso es más importante que sepas entenderte mejor a ti y saber gestionar tus emociones.
Autoconciencia y capacidad de autorregulación.
Debes ser capaz de darte empatía (o de buscar ayuda en otras personas que puedan proporcionarla).
Sin esto, te va a costar mucho el siguiente paso:
Entender qué emociones presentan las personas con las que trabajas y qué es importante para ellas.
Asegúrate de estar presente
¿Qué va a pensar tu equipo de ti si siempre estás en reuniones o absorbido por tareas individuales?
Uno de los errores en los que, personalmente, más fácilmente me reconozco es este.
Me resulta sencillo enfocarme en la importancia de alcanzar objetivos, asistir a reuniones clave o diseñar estrategias, pero hay algo igual de fundamental y, a la vez, difícil de mantener con consistencia: estar presente para el equipo.
Estar presente significa estar disponible, dedicar tiempo a compartir con el equipo y comprender sus desafíos, tanto individuales como colectivos.
En tiempos de incertidumbre o cambio, esto se vuelve aún más crucial. Un equipo que percibe cercanía en su manager trabaja con mayor seguridad y confianza.
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Lo dejamos por el momento aquí, pero hay mucho más.
Si te gusta el tema, déjame un comentario y hago una segunda parte sobre este reto tan desafiante que te has propuesto.
Nos leemos en la próxima entrega.
Un tema muy interesante. Si bien yo me inclino por la transparencia total aunque siguiendo tu comentario de que no genere ruido, hay cosas que interesa a unos más que a otros o con más o menos nivel de detalle.
Gran artículo introductorio, profundizar en estos temas me parece muy interesante.
Gracias